El Rebe de Lubavitch se hizo las mismas preguntas que todos nos preguntamos acerca de la historia de los espías. ¿Cómo diez espías pudieron volver con el reporte de que no debían intentar en la tierra de Canaán? ¿Cómo pudieron decir: “no podremos vencer, ellos son más fuertes que nosotros…? Ellos habían visto con sus propios ojos cómo Dios había enviado una serie de plagas que pusieron de rodillas a Egipto, el imperio más antiguo y más imponente de la época. Egipto era mucho más poderoso que los canaanitas, los perizitas, y que muchos otros reinos menores a los que deberían enfrentarse. Lo que es más, los pueblos de la tierra tenían terror de los israelitas. Entonces, ¿por qué los espías tenían miedo?
Las preguntas son simples, pero la respuesta del Rebe resultó totalmente inesperada. Los espías no temían el fracaso, dijo. Tenían miedo del éxito.
¿Cuál era su situación en el midbar? Comían el maná del cielo. Tomaban agua de una fuente milagrosa. Estaban rodeados de las Nubes de Gloria. Acampaban alrededor del nuevo y sagrado Mishkán. Estaban en contacto continuo con la Shejiná. Nunca un pueblo vivió tan cerca de Dios. ¿Cuál sería su situación si entraban en la Tierra? Tendrían que luchar batallas, mantener un ejército, crear una economía, labrar la tierra, preocuparse por si la cantidad de lluvia caída era suficiente para cosechar lo sembrado, y las mil distracciones que provienen de vivir en el mundo.
¿Qué ocurriría con su cercanía a Dios cuando estuvieran ocupados con sus tareas y sus trabajos y su vida normal? Si se quedaban en el desierto, podrían consagrar sus vidas al estudio de Torá, iluminada por la radiación de lo Divino. MIentras que en su propia tierra, serían más que una nación entre un mundo de naciones, con los mismos problemas económicos, sociales y políticos con los que debe lidiar toda nación.
Los espías no temían al fracaso. Temían al éxito. Su error fue el error de hombres muy sagrados que querían pasar sus vidas en la mayor cercanía posible con Dios. Lo que no entendieron fue que Dios requiere, según una frase jasídica, “una morada en los mundos inferiores”. Una de las grandes diferencias entre el judaísmo y otras religiones es que mientras las otras buscan elevar a las personas al cielo, el judaísmo busca bajar el cielo a la tierra.
Dios quería que los Bnei Israel crearan un modelo de sociedad donde los seres humanos no fueran tratados como esclavos, donde los gobernantes no fueran adorados como semidioses, donde fuera respetada la dignidad humana, donde la ley fuera imparcialmente aplicada por igual a ricos y pobres, donde no hubiera ningún carenciado, ninguna persona aislada ni abandonada, ninguno por encima de la ley, y ningún área de la vida estuviera fuera del ámbito de la moralidad. Eso requiere una sociedad, y una sociedad necesita una tierra. Necesita una economía, un ejército, campos y ganado, trabajo y creación. Todas estas cosas, dentro del judaísmo, son formas de traer a la Shejiná a los espacios compartidos en nuestra vida colectiva.
La espiritualidad judía vive en el seno de la vida misma, en la vida de la sociedad y de sus instituciones. Para crearla debemos luchar contra dos tipos de temores: el temor al fracaso y el temor al éxito. El temor al fracaso habitual; el temor al éxito es más raro pero no menos debilitante. Ambos provienen de la resistencia a asumir riesgos.
La fe es tener el coraje de arriesgar. No es tener certeza; es la capacidad de vivir con incertidumbre. Es la capacidad de escuchar a Dios decirnos a nosotros, como le dijo a Abraham, “Camina delante de Mí”.
¿Cuáles son los desafíos de mantenerse conectado con Dios y al mismo tiempo vivir en “el mundo real”?
¿Por qué querría Dios que vivamos esta vida más difícil?
¿Cómo podemos “bajar el cielo a la tierra”?
Solo hazlo
Por Joanne Greenaway
En 1999, Marc Weinberg z’l fue a ver al Rabino Sacks con una visión, la de llevar nueva vida a LSJS, antes conocido como Jew’s College, con un innovador programa de estudio para adultos. El Rabino Sacks no solo lo escuchó, animó a Marc y sus jóvenes colegas a crear un centro dinámico. Habiéndolo dirigido, el Rabino Sacks sentía una conexión profunda con la organización, y ahora estaba empoderando a la próxima generación para que lo renueve, siempre cerca para dar aliento, pensar creativamente, y levantar la moral.
Esta es una de las incontables historias de personas que se acercaban a él con el germen de una idea para una iniciativa educativa, un libro, una comunidad, o una nueva escuela que querían abrir. En vez de señalar que podrían haber obstáculos en su camino, los problemas prácticos que deberían confrontar, o iniciativas similares que ya estaban funcionando, él veía la belleza en sus diversas ideas y apasionados proyectos.
Gran parte de la vida judía está prosperando gracias a esto. Escuelas y centros educativos e iniciativas han florecido. Él creía en las personas. Él veía el cuadro completo y motivaba a otros a creer en ello y ellos mismos, a tomar responsabilidad y crear. De esa forma él creó líderes.
El judaísmo busca bajar el cielo a la tierra. El Rabino Sacks ayudó tanto a traer a Dios a lo que estaba haciendo, a verlo como parte de una visión colectiva. Él nos desafió a tener fe en Dios y en nosotros mismos, y a través de su liderazgo, podemos lograr mucho más de lo que pensamos que éramos capaces.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
Joanne Greenaway reflexiona acerca de algunos de las lecciones más profundas que aprendió del Rabino Sacks.
¿Cuál es la idea principal que te llevas de “Dos tipos de temor”?
Creer en otros nos ayuda a creer en nosotros mismos y nuestra habilidad de alcanzar cosas notables.
¿Cuál es tu cita favorita del ensayo del Rabino Sacks de esta semana, y por qué?
“El temor al fracaso habitual; el temor al éxito es más raro pero no menos debilitante. Ambos provienen de la resistencia a asumir riesgos. La fe es tener el coraje de arriesgar.” Caleb y Yehoshúa, los espías que volvieron con reportes positivos de su misión de reconocimiento, tenían fe a pesar de los riesgos que implicaba conquistar la tierra. Como muchos de nuestros líderes, estaban preparados para ver el vaso medio lleno, y disfrutar el desafío y tener una mentalidad de crecimiento.
¿Qué impacto tuvo el Rabino Sacks en tu vida? El Rabino Sacks me enseñó a limitarme por lo que veo a mi alrededor, sino a construir la comunidad y sociedad que quiero ver. Cuando lo que podemos hacer se cruza con lo que se necesita en el mundo, es donde podemos cumplir nuestro rol. Mientras que otros son negativos, él me dijo que todos los problemas se pueden resolver, aunque a su debido tiempo. Me empoderó para que me involucre en resolver casos complicados de Get. Compartió sus perspectivas de casos que él resolvió como Gran Rabino. Él sabía que había trabajo por hacer y me alentó a hacerlo. Podrían haber muchos fracasos pero también importantes éxitos. Me inspiró a creer en la importancia de la misión y la posibilidad de reparar cosas. Él me motivó a ser parte de una comunidad vibrante y ayudar a hacerla crecer para hoy y para la próxima generación.
Trivia de Torá
P: ¿En qué otras partes del Tanaj se envíaron meraglim – espías?
Adaptado de Tora IQ de David Woolf, una colección de 1500 acertijos sobre la Torá, disponible en todo el mundo en Amazon.
Complemento educativo
Trivia de Torá: la respuesta de esta semana
Hay seis eventos con espías:
Moshé envió espías a explorar Yazer (Bamidbar 21:32)
Yehoshúa envió espías antes de entrar a Eretz Canaán (Yehoshúa 2:1)
Yehoshúa envió espías a Ai (Yehoshúa 7:2)
Bnei Dan enviaron espías a explorar su najalá – porción de la tierra (Shoftim 18:2)
David envió espías para verificar si Shaúl lo estaba persiguiendo (Shmuel 1 26:4)
Avshalom envió espías para buscar apoyo a su rebelión (Shmuel 2 15:10)
Written as an accompaniment to Rabbi Sacks’ weekly Covenant & Conversation essay, the
Family Edition
is aimed at connecting teenagers with his ideas and thoughts on the parsha.
Dos tipos de temor
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Shelaj Lejá
Dos tipos de temor
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La parashá en pocas palabras
Este resumen es una adaptación del ensayo principal del Rabino Sacks, disponible en www.rabbisacks.org/covenant-conversation/shelach-lecha/dos-tipos-de-temor.
El Rebe de Lubavitch se hizo las mismas preguntas que todos nos preguntamos acerca de la historia de los espías. ¿Cómo diez espías pudieron volver con el reporte de que no debían intentar en la tierra de Canaán? ¿Cómo pudieron decir: “no podremos vencer, ellos son más fuertes que nosotros…? Ellos habían visto con sus propios ojos cómo Dios había enviado una serie de plagas que pusieron de rodillas a Egipto, el imperio más antiguo y más imponente de la época. Egipto era mucho más poderoso que los canaanitas, los perizitas, y que muchos otros reinos menores a los que deberían enfrentarse. Lo que es más, los pueblos de la tierra tenían terror de los israelitas. Entonces, ¿por qué los espías tenían miedo?
Las preguntas son simples, pero la respuesta del Rebe resultó totalmente inesperada. Los espías no temían el fracaso, dijo. Tenían miedo del éxito.
¿Cuál era su situación en el midbar? Comían el maná del cielo. Tomaban agua de una fuente milagrosa. Estaban rodeados de las Nubes de Gloria. Acampaban alrededor del nuevo y sagrado Mishkán. Estaban en contacto continuo con la Shejiná. Nunca un pueblo vivió tan cerca de Dios. ¿Cuál sería su situación si entraban en la Tierra? Tendrían que luchar batallas, mantener un ejército, crear una economía, labrar la tierra, preocuparse por si la cantidad de lluvia caída era suficiente para cosechar lo sembrado, y las mil distracciones que provienen de vivir en el mundo.
¿Qué ocurriría con su cercanía a Dios cuando estuvieran ocupados con sus tareas y sus trabajos y su vida normal? Si se quedaban en el desierto, podrían consagrar sus vidas al estudio de Torá, iluminada por la radiación de lo Divino. MIentras que en su propia tierra, serían más que una nación entre un mundo de naciones, con los mismos problemas económicos, sociales y políticos con los que debe lidiar toda nación.
Los espías no temían al fracaso. Temían al éxito. Su error fue el error de hombres muy sagrados que querían pasar sus vidas en la mayor cercanía posible con Dios. Lo que no entendieron fue que Dios requiere, según una frase jasídica, “una morada en los mundos inferiores”. Una de las grandes diferencias entre el judaísmo y otras religiones es que mientras las otras buscan elevar a las personas al cielo, el judaísmo busca bajar el cielo a la tierra.
Dios quería que los Bnei Israel crearan un modelo de sociedad donde los seres humanos no fueran tratados como esclavos, donde los gobernantes no fueran adorados como semidioses, donde fuera respetada la dignidad humana, donde la ley fuera imparcialmente aplicada por igual a ricos y pobres, donde no hubiera ningún carenciado, ninguna persona aislada ni abandonada, ninguno por encima de la ley, y ningún área de la vida estuviera fuera del ámbito de la moralidad. Eso requiere una sociedad, y una sociedad necesita una tierra. Necesita una economía, un ejército, campos y ganado, trabajo y creación. Todas estas cosas, dentro del judaísmo, son formas de traer a la Shejiná a los espacios compartidos en nuestra vida colectiva.
La espiritualidad judía vive en el seno de la vida misma, en la vida de la sociedad y de sus instituciones. Para crearla debemos luchar contra dos tipos de temores: el temor al fracaso y el temor al éxito. El temor al fracaso habitual; el temor al éxito es más raro pero no menos debilitante. Ambos provienen de la resistencia a asumir riesgos.
La fe es tener el coraje de arriesgar. No es tener certeza; es la capacidad de vivir con incertidumbre. Es la capacidad de escuchar a Dios decirnos a nosotros, como le dijo a Abraham, “Camina delante de Mí”.
Solo hazlo
Por Joanne Greenaway
En 1999, Marc Weinberg z’l fue a ver al Rabino Sacks con una visión, la de llevar nueva vida a LSJS, antes conocido como Jew’s College, con un innovador programa de estudio para adultos. El Rabino Sacks no solo lo escuchó, animó a Marc y sus jóvenes colegas a crear un centro dinámico. Habiéndolo dirigido, el Rabino Sacks sentía una conexión profunda con la organización, y ahora estaba empoderando a la próxima generación para que lo renueve, siempre cerca para dar aliento, pensar creativamente, y levantar la moral.
Esta es una de las incontables historias de personas que se acercaban a él con el germen de una idea para una iniciativa educativa, un libro, una comunidad, o una nueva escuela que querían abrir. En vez de señalar que podrían haber obstáculos en su camino, los problemas prácticos que deberían confrontar, o iniciativas similares que ya estaban funcionando, él veía la belleza en sus diversas ideas y apasionados proyectos.
Gran parte de la vida judía está prosperando gracias a esto. Escuelas y centros educativos e iniciativas han florecido. Él creía en las personas. Él veía el cuadro completo y motivaba a otros a creer en ello y ellos mismos, a tomar responsabilidad y crear. De esa forma él creó líderes.
El judaísmo busca bajar el cielo a la tierra. El Rabino Sacks ayudó tanto a traer a Dios a lo que estaba haciendo, a verlo como parte de una visión colectiva. Él nos desafió a tener fe en Dios y en nosotros mismos, y a través de su liderazgo, podemos lograr mucho más de lo que pensamos que éramos capaces.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
Joanne Greenaway reflexiona acerca de algunos de las lecciones más profundas que aprendió del Rabino Sacks.
¿Cuál es la idea principal que te llevas de “Dos tipos de temor”?
Creer en otros nos ayuda a creer en nosotros mismos y nuestra habilidad de alcanzar cosas notables.
¿Cuál es tu cita favorita del ensayo del Rabino Sacks de esta semana, y por qué?
“El temor al fracaso habitual; el temor al éxito es más raro pero no menos debilitante. Ambos provienen de la resistencia a asumir riesgos. La fe es tener el coraje de arriesgar.” Caleb y Yehoshúa, los espías que volvieron con reportes positivos de su misión de reconocimiento, tenían fe a pesar de los riesgos que implicaba conquistar la tierra. Como muchos de nuestros líderes, estaban preparados para ver el vaso medio lleno, y disfrutar el desafío y tener una mentalidad de crecimiento.
¿Qué impacto tuvo el Rabino Sacks en tu vida? El Rabino Sacks me enseñó a limitarme por lo que veo a mi alrededor, sino a construir la comunidad y sociedad que quiero ver. Cuando lo que podemos hacer se cruza con lo que se necesita en el mundo, es donde podemos cumplir nuestro rol. Mientras que otros son negativos, él me dijo que todos los problemas se pueden resolver, aunque a su debido tiempo. Me empoderó para que me involucre en resolver casos complicados de Get. Compartió sus perspectivas de casos que él resolvió como Gran Rabino. Él sabía que había trabajo por hacer y me alentó a hacerlo. Podrían haber muchos fracasos pero también importantes éxitos. Me inspiró a creer en la importancia de la misión y la posibilidad de reparar cosas. Él me motivó a ser parte de una comunidad vibrante y ayudar a hacerla crecer para hoy y para la próxima generación.
Trivia de Torá
P: ¿En qué otras partes del Tanaj se envíaron meraglim – espías?
Complemento educativo
Trivia de Torá: la respuesta de esta semana
Hay seis eventos con espías:
Written as an accompaniment to Rabbi Sacks’ weekly Covenant & Conversation essay, the Family Edition is aimed at connecting teenagers with his ideas and thoughts on the parsha.
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