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Hay un momento fascinante en la historia de las plagas que debería hacernos parar y prestar atención. Al comienzo de la parasha de esta semana, Egipto ya ha sido golpeado por siete plagas. El pueblo está sufriendo. Varias veces Paró pareció ablandarse, solo para volver a endurecer su corazón. Durante la séptima plaga, el granizo, incluso parece admitir su error.
“Paró llamó a Moshe y Aharón. ‘Esta vez he pecado’ les dijo. ‘El Senor está en lo cierto, y yo y mi pueblo estamos equivocados.’”
Ex. 9:27
Pero tan pronto como la plaga finaliza, cambia de parecer. La Torá dice:
“El y sus oficiales endurecieron sus corazones.”
Ex. 9:34
Y ahora Moshé y Aharón vienen a prevenirlo acerca de la próxima plaga, potencialmente devastadora, una plaga de langostas que, le dicen, devorará el grano y las frutas de los árboles que hayan quedado. Y por primera vez escuchamos algo que no habíamos escuchado antes.
Los propios consejeros de Paró le dicen que está cometiendo un error:
Los oficiales de Paró le dijeron: “¿Por cuanto tiempo este hombre será una trampa para nosotros? Deja que el pueblo salga, para que puedan servir al Señor su Dios. ¿No te das cuenta de que Egipto está arruinado?”
Ex. 10:7
Estas palabras transforman inmediatamente la situación. ¿Cómo?
En 1984 la historiadora Barbara Tuchman publicó el famoso libro La marcha de la locura. En el, ella hace la gran pregunta: ¿cómo es que a lo largo de la historia personas inteligentes han tomado decisiones insensatas que eran dañinas tanto para su posición como para las personas a las que lideraban?
Ella no se refería a decisiones que en retrospectiva demostraron ser equivocadas. Cualquiera puede cometer ese tipo de error. Esa es la naturaleza del liderazgo y de la vida misma. Debemos tomar decisiones en condiciones inciertas. Con la sabiduría de la retrospectiva podemos ver dónde nos equivocamos, debido a factores de los que no teníamos conocimiento entonces.
De lo que ella está hablando es de las decisiones que las personas podían ver en ese momento que eran las equivocadas. Había advertencias y fueron ignoradas. Un ejemplo que cita es la leyenda del caballo de madera de Troya. Los griegos sitiaron Troya sin éxito por diez años. Eventualmente, parecía que se dieron por vencidos y se hicieron a la mar, dejando tras de ellos un caballo de madera gigante. Los troyanos, entusiasmados, llevaron el caballo dentro de la ciudad como símbolo de su victoria. Como sabemos, dentro del caballo había 30 soldados griegos que, esa noche, salieron de su escondite y abrieron las puertas de la ciudad permitiendo entrar al ejército griego que había regresado bajo la protección de la noche.
Fue una artimaña brillante. Laocoonte, el sacerdote troyano, sospechó que se trataba de un engaño y advirtió a su pueblo: “Temo a los griegos incluso cuando traen regalos.” Su advertencia fue ignorada, y Troya cayó.
Otro de los ejemplos de Tuchman es el papado en el siglo dieciséis, que se había vuelto corrupto, en aspectos económicos y otros también. Hubo muchos llamados a realizar reformas, pero todos fueron ignorados. El Vaticano se consideraba a sí mismo, como algunas instituciones financieras hoy en día, demasiado poderoso para caer. El resultado fue la reforma y más de un siglo de guerra religiosa en toda Europa.
Ese es el contexto en el que debemos leer la historia de Paró y sus consejeros. Esta es una de las primeras instancias de la marcha de la locura. ¿Cómo ocurre?
Hace algunos años, el estudio de animación DreamWorks hizo una película animada acerca de Moshé y la historia del Éxodo, llamada El príncipe de Egipto. El productor, Jeffrey Katzenburg, me invitó a ver la película cuando estaba a medio completar, para ver si yo sentía que era una forma responsable y sensible de contar la historia, que pensé que si lo era.
Lo que me fascino, y quizás debería haberlo entendido antes, es que no mostraba a Paró como un hombre malvado sino uno profundamente conservador, encargado de mantener el que era ya el imperio con más años de vida en el mundo antiguo, y no permitir, por así decirlo, que fuera debilitado por el cambio.
Deja ir a los esclavos, y ¿quién sabe qué pasará a continuación? La autoridad real aparentaba haber sido derrotada. Una fractura podría aparecer en la estructura política. El edificio del poder, aparentemente inamovible, sería percibido como frágil. Y eso, para aquellos que temen el cambio, es el comienzo del fin.
Bajo esas circunstancias es posible ver por qué Paró se rehusó a escuchar a sus consejeros. En sus ojos, eran débiles, derrotistas, cedían ante la presión, y cualquier signo de debilidad en el liderazgo sólo lleva a más presión y más capitulación. Es mejor ser fuerte, y continuar diciendo “No”, y simplemente soportar una plaga más.
Vemos a Paró como malvado y también insensato, porque hemos leído el libro. Sus consejeros podían ver claramente que estaba llevando a su pueblo al desastre, pero él seguramente sentía que estaba siendo fuerte mientras ellos sólo tenían miedo. El liderazgo sólo es fácil, y sus errores fácilmente visibles, en retrospectiva.
Con todo, Paró sigue siendo el símbolo de no escuchar a los consejeros. Él no podía ver que el mundo había cambiado, que estaba enfrentándose a algo nuevo, que su esclavización de un pueblo ya no era tolerable, que la vieja magia no ya funcionaba, que el imperio sobre el que gobernaba estaba envejeciendo, y que cuanto más obstinado fuera más acercaba a su pueblo a la tragedia.
Saber cómo escuchar los consejos, cómo responder al cambio y cuando admitir que estás equivocado, continúan siendo tres de las tareas más difíciles del liderazgo. Rechazar el consejo, rehusarse a cambiar, y negarse a admitir que estás equivocado, puede parecer fuerza para unos. Pero, usualmente, son el comienzo de una nueva marcha de la locura.
- ¿Por qué crees que los líderes usualmente ignoran el consejo y las advertencias de otros, incluso cuando parece obvio que deberían escucharlos?
- ¿Cómo puedes señalar la diferencia entre ser fuerte y ser obstinado? ¿Puedes pensar en un ejemplo en el que esta diferencia es importante?
- ¿Puedes pensar en líderes que han estado abiertos al cambio, o que se hayan debido a adaptar a nuevas situaciones?